A pesar de las alertas de varios expertos de seguridad, Snapchat hizo poco por cerrar sus agujeros de seguridad. Finalmente, el servicio ha sido hackeado y las cuentas de 4,6 millones de usuarios expuestas. Su nombre de usuario y su teléfono asociado, públicos y circulando por internet.
Debido a la naturaleza de la brecha, afecta prácticamente de manera exclusiva a usuarios con teléfonos listados en Estados Unidos. Desde Snapchat se han apresurado a corregir el problema y a afirmar que no volverá a pasar, pero los datos ya están ahí fuera.
La naturaleza del hackeo es algo dudosa. Si bien los responsables afirman haberlo hecho para concienciar, es indudable que hay algo de malicioso en publicar los datos personales de casi cinco millones de usuarios. Además, ofrecen de una manera algo ambigua la posibilidad de ofrecer una lista detallada “bajo ciertas circunstancias”. Todo suena a venta de bases de datos y a un negocio oscuro en el que los únicos que salen perdiendo son, por desgracia, los usuarios.
El fallo es especialmente preocupante en un servicio que se jacta de eliminar de manera segura las fotografías enviadas después de un tiempo concreto. Muchos usuarios lo utilizan para enviar fotografías comprometidas con la tranquilidad de saber que desaparecerán después de un período concreto de tiempo. Un error de seguridad en un servicio de este tipo no es, desde luego, la mejor noticia del mundo para sus usuarios.
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